No era tarea sencilla renovar a un ícono como el Mini, pero a pesar de que ya habían existido algunos intentos por volver a la vida a este popular modelo, el diseñador Frank Stephenson fue capaz de reinterpretar al icónico modelo dando forma a una nueva era para la marca que recuperó BMW.
A finales de la década de 1990, BMW consideró que era necesario crear un sucesor para el Mini y puso a trabajar al diseñador británico Frank Stephenson para dar vida al Mini de la nueva era. En un vídeo publicado recientemente en su canal en Youtube, el diseñador explica cómo logró el diseño del modelo que llegó en el mes de diciembre del año 2000.
Stephenson explica que trató de conservar los elementos característicos del modelo, es decir, las proporciones típicas con los voladizos delanteros y traseros reducidos al máximo, para de ese modo lograr un vehículo lo más compacto posible. Explica que el diseño del coche consta de tres elementos apilados uno por encima del otro, como una suerte de pastel de tres pisos en el que se superponen el techo, la superficie de vidrio y la carrocería.
Destaca además en el vídeo las formas que adquiere el frontal y la zaga, conservando las principales marcas de agua que han caracterizado al modelo desde sus inicios allá por el año 1959. Stephenson afirma que el diseño del frontal está inspirado en la nariz de un perro bulldog, mientras que en la zaga el mayor desafío fue lograr separar los pilotos traseros del portón trasero, logrando de ese modo modificar la visual del coche, dandole una apariencia más ancha.
Gracias a la combinación de lo nuevo y lo antiguo, Stephenson logró un atractivo hatchback, una nueva pieza icónica de diseño que no sabemos si logrará convertirse también en un futuro clásico.