Para el piloto de aviones islandés Torfi Sigurjonsson, no hay nada como un buen motor V8 y desde que adquirió un Mercedes-Benz 560SEL, se ha enamorado de los coches alemanes que lleven un ocho cilindros debajo de su capó.
Cuando comenzó con su colección de coches, el modelo que quería era un Mercedes-500E, aunque no logró encontrar uno en buenas condiciones en Europa y terminó adquiriendo uno en Estados Unidos. Sin embargo, luego de tres años de tenerlo, un Porsche 928 S4 de color amarillo se cruzó por su camino y no pudo evitar llevar un segundo V8 de origen alemán a su garaje.
Si bien uno de ellos es un gran turismo, y el otro es un sedán de lujo, Sigurjonsson considera que ambos son excelentes ejemplos de cómo debe ser un coche V8 alemán. Este piloto islandés cree que existe una gran relación entre los aviones y los coches veloces, aunque asegura que disfruta de sus vehículos sin necesidad de conducirlos a gran velocidad.