Como cualquier otro fabricante que comercialice sus productos en el mercado europeo, gran parte de las ventas de Volvo corresponden a sus modelos equipados con motores diésel. Los estándares respecto al las emisores son cada vez mas estrictos y lo serán más aún en el futuro, algo que parece estar empujando a algunos fabricantes a encontrar alternativas a sus modelos diésel.
Volvo ya ha tomado la decisión de detener el desarrollo de motores diésel, es decir que la actual generación de propulsores será la última que se fabrique. Por supuesto que detrás de ésta decisión está el factor económico, ya que el desarrollo para lograr cumplir con las normativas anticontaminación que vendrán luego de Euro 6C sería muy costoso y la firma sueca prefiere apostar por los híbridos enchufables. El límite medio de emisiones de dióxido de carbono en Europa se reducirá de los actuales 130 g/km a tan sólo 95 g/km en 2021.
Sin embargo Volvo continuará desarrollando la actual generación de motores diésel, para lograr cumplir con las futuras normas de emisiones, aunque ésta evolución probablemente se detendrá alrededor del año 2023. Pero el endurecimiento de las normas tendrá como consecuencia una suba del precio en los coches equipados con motores diésel, al punto que los híbridos enchufables serán mas asequibles y se transformarán en una alternativa válida para sustituirlos.
La marca apostará además por los coches 100% eléctricos; su primer modelo arribará en 2019. Sin embargo más del 50% de las matriculaciones europeas de Volvo corresponden a motores diésel y el 90% de los modelos mas grandes como el XC90 son diésel.