Hay una razón por la que Audi tiene una insignia con cuatro anillos entrelazados y eso es porque en los días en que era llamada Auto Union, estaba conformada por cuatro marcas diferentes que forman este conglomerado: Audi, DKW, Horch y Wanderer. La compañía cuenta con una gran tradición y sorprende que en el año 1956 lanzaran una pequeña combo con motor solamente eléctrico.
Según cuenta la historia, entre los años 1955 y 1962, Auto Union GmbH ensambló alrededor de 100 unidades de la DKW Schnellaster en Ingolstadt. Se vendieron principalmente a las empresas de energía, empresas de servicios públicos y a los fabricantes de baterías. Pero aseguran que tan solo 2 ejemplares continúan aun con vida y uno de ellos fue íntegramente restaurado por Audi.
Este DKW eléctrico estaba equipado con un motor de 5 kW, una potencia equivalente a poco menos de 7 caballos de fuerza. La fuente de electricidad para dar vida al propulsor provenía de dos paquetes de baterías de plomo-ácido montados lateralmente en cajas.
Tenía una capacidad de 200 amperios-hora, lo cuales eran suficiente para permitirle recorrer una distancia de 80 kilómetros a una velocidad máxima de 40 km/h, lo cual sólo era adecuado para trayectos cortos dentro de los límites de la ciudad.
El DKW Schnellaster se produjo entre los años 1949 y 1962, logrando transformarse en un verdadero ícono, ya que aseguran fue el precursor de las actuales minivans. Los modelos equipados con motores de combustión interna utilizaban un bloque de dos cilindros de 700 o de 900 centímetros cúbicos de cilindrada, con 22 y 34 caballos de fuerza respectivamente.
Se lo fabricó además en algunos lugares fuera de Alemania, ya que hasta desde el año 1954 fue producido por Industrias del Motor S.A. (IMOSA) en España e incluso en Sudamerica, en la planta que Industrias Mecánicas del Estado (IAME) tenía en la Argentina, aunque ya en su versión mas moderna al que se lo denominó Rastrojero Frontalito.