Cuando Sergio Marchionne anunció la valoración de Ferrari en 10.000 millones de dólares muchos lo tildaron de loco. Marchionne pretendía lograr entre los 48 y los 52 dólares por acción, y la salida de RACE, tal es el código empleado por Ferrari en el New York Stock Exchange, las acciones lograron alcanzar los 56 dólares, es decir una cifra que fija la valoración de la compañía en torno a los 10.000 millones de dólares, cifra exacta pronosticada por el italiano.
En ese contexto, la familia Agnelli, a través de Exor financiera se aseguró el control del 23% de las acciones de Ferrari, otro 10% quedó a manos de Pierro Ferrari, hijo del fundador de la compañía, mientras que las restantes acciones a excepción del 10% lanzadas al mercado de valores, quedará en manos de otros accionistas de FCA.
La división accionaria podría hacer pensar que para la familia Agnelli sería imposible tomar el control de Ferrari, pero una cláusula en los estatutos así lo permite y lo mas importante, es que la alianza con Piero Ferrari refuerza aun mas esa posibilidad.
El mecanismo es muy sencillo: Exor y Piero Ferrari han firmado un acuerdo para concederse mutuamente la defensa de sus intereses en Ferrari, componiendo un bloque capaz de controlar una hipotética escalada por parte de otros accionistas. Esto se debe a los estatutos fijados al momento de la salida a bolsa del 10% de las acciones de Ferrari, que establecen que los accionistas titulares de las acciones por más de tres años dispongan de derecho a voto más allá de su simple participación accionaria.
La familia Agnelli y Piero Ferrari, aseguran que no tener ninguna intención de ceder ninguna parte de sus acciones en Ferrari, lo cual les otorga un derecho a voto en torno al 50% del total, una cifra que representa un «escudo» pasa blindarse contra cualquier ambición por parte de los demás accionistas.