Como ha ocurrido con tantos otros inventos, un grupo de investigadores estadounidenses descubrió por casualidad la manera de transformar al CO2 en un combustible útil. Los investigadores del Oak Ridge National Laboratory en Tennessee, Estados Unidos descubrieron ésta reacción química por accidente, mientras trataban de encontrar una manera de convertir los residuos de CO2.
Los científicos utilizaron un proceso electroquímico que combina cobre, carbono y silicio, para transformar el CO2 en combustible. Para ello utilizaron un catalizador hecho de carbono, cobre y nitrógeno y le aplicaron un voltaje para desencadenar una reacción química compleja, que esencialmente invierte el proceso de combustión. De éste modo, la solución de dióxido de carbono se disuelve en agua y se transforma en etanol.
La reacción funciona a temperatura ambiente, es decir que el proceso puede iniciarse y desactivarse fácilmente. Esto significa que el método podría ser utilizado para sustituir a las fuentes de energía renovables. El etanol, también puede ser utilizado como combustible en la mayoría de los vehículos de gasolina y prácticamente sin necesidad de modificaciones en los motores.
Si bien la quema de etanol para producir electricidad, o energía para impulsar un vehículo con motor de combustión, también produce grandes cantidades de CO2, la captura de esos residuos de carbono permitiría que sean reutilizados para producir más etanol. Este proceso no eliminaría totalmente el CO2 de la atmósfera, pero al menos mantendría un equilibrio que permitiría disminuir los efectos del calentamiento global.
Lo curioso, es que el descubrimiento se produjo en forma casual mientras investigaban el primer paso de éste método. Pero el catalizador produjo una reacción química por si mismo, obteniendo un resultado inesperado: etanol.