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Con el colapso del mercado de automóviles en Europa, y luego de superados los períodos de leasing a través del cual muchos alemanes adquieren sus vehículos, muchos coches europeos, que en el caso de las fotografías que ilustran ésta nota son de la marca Audi culminan sus días en ésta suerte de cementerio.
Esto sucede en Alemania, a unos 110 kilómetros al norte de la ciudad de Munich. Este enorme estacionamiento a cielo abierto está lleno de coches casi nuevos y que están destinados a la destrucción a fin de no volver a entrar en el mercado de automóviles usados, como una alternativa barata y al mismo tiempo mantener un mercado de piezas de repuesto a un precio alto.
Al parecer, el sistema keynesiano de poner a un grupo de obreros a cavar agujeros y a otro grupo para rellenarlos ha progresado en el siglo 21, ya que mientras algunos operarios aplastan coches flamantes, otros fabrican nuevos para mantener la economía en funcionamiento.
En algunos casos también éste tipo de vehículos se exportan a países del tercer mundo que no cuentan con industria automotriz y en los cuales se permite la importación de vehículos usados.
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