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Las baterías son la razón principal por la que no los vehículos eléctricos tardan en afianzarse. Todavía siguen siendo demasiado caras, demasiado pesadas y pueden ser peligrosas tanto durante su vida activa, como cuando llega el momento de desecharlas.
Pero todo puede estar por cambiar, ya que Volvo ha descubierto lo que parece ser el principio de la solución al problema, tras el anuncio del inicio del desarrollo de componentes estructurales ligeros de almacenamiento de energía que podrían ser utilizados en las futuras generaciones de vehículos eléctricos.
El fabricante sueco, ahora en manos de los chinos está trabajando en un proyecto, financiado por la Unión Europea, que transformará a las baterías en la estructura del coche, al incorporarlas a los paneles de la carrocería. El avance en la investigación ya logró los primeros componentes de fibra de carbono nanoestructurada, con las baterías incorporadas, que fueron instalados en un coche de la prueba, un Volvo S80.
Cada pieza tiene una forma diseñada para encajar en los paneles existentes del coche, e incluso alguno de los paneles de la carrocería podría ser totalmente reemplazado por otros fabricadas con esta nueva tecnología.
Hasta ahora, el prototipo del Volvo S80 posee unos paneles traseros conectados al sistema eléctrico del vehículo que no solo pueden almacenar la energía, sino que a la vez ayudan a reducir el peso total del coche. Esta tecnología permitirá rápidos tiempos de recarga, tendrá un bajo peso, que podría llegar a una reducción en el órden del 15% y aumentará además la rigidez estructural.
